Una de las cosas que más me gusta en el mundo mundial son los tomates. De hecho, cuando se acaba la temporada de deliciosos-tomates-gallegos, muchas veces me pongo muy pesada en el tipo de tomate que comprar, porque claro, me encanta el tomate!! pero el tomate que sabe a tomate, no a esponja...
Por otra parte, me chifla el queso de cabra! (ejem! el queso en general, la verdad, cosa que no agradecen mis caderas) y mezclado con tomate....mmmmm!!!
Así que cuanto vi esta receta en el libro de Xabier Barriga que me regaló mi hermano en las pasadas navidades... no me lo pude quitar de la cabeza. Hoy, las comparto con vosotros (levemente modificadas!). Ahí van!
Ingredientes:
- 2 huevos grandes
- 50 gramos de azúcar (es menos de lo que pone X.Barriga , pero lo prefiero!)
- 60 ml de leche
- 220 ml de aceite de oliva (yo puse aceite de oliva Hojiblanca 'cosecha propia' de cooperativa, que hace un tiempo que hizo llegar esta empresa, porque me encanta que se note el sabor a aceite de oliva bueno en esta receta y este, en particular, es espectacular)
- 250 gramos de harina de trigo
- 5 gramos de levadura química
- Una pizca de sal
- Tomate fresco en láminas (que sea un tomate con sabor, please!!)
- Queso de cabra en láminas (yo compro del que viene sin la costa exterior para esta receta, barritas pequeñas y ya cortadas)
En primer lugar batimos bien los huevos con el azúcar, y, sin dejar de batir, incorporamos la leche poco a poco y el aceite de oliva. En un bol aparte mezclamos la harina, la sal y la levadura. Incorporamos la mezcla seca a la húmeda batiendo con cuidado hasta que esté totalmente integrado. Ahora, es necesario dejar reposar un poco la masa en la nevera (entre 30 minutos y una hora).
Después de sacar de la nevera hay que remover la masa y poco y distribuirla en los moldes (los míos son de magdalenas normales). Llenamos los capacitos aproximadamente un poco más de la mitad, encima ponemos una rodaja de tomate y encima del tomate una rodaja de queso de cabra. Hay que hornearlos sobre 200-220 grados unos 15 minutos.
Las prefiero calientes, pero también pueden comerse frías. Y están espectaculares si les pones un chorrito de aceite de oliva y un poco de orégano. ¿Os animais? Espero que si!!